Atalía significa “afligida por el Señor”. Fue la hija de Jezabel.
En 2 Reyes 8:25 encontramos la historia de Atalía. Ella era la nieta del yerno del rey Acab, rey famoso por su maldad. Su hijo, Ocozías, ascendió al trono de Judá, reinando en Jerusalén sólo por un año.
En 2 Crónicas 22:2-3 descubrimos que Atalía era consejera de su hijo, y “le aconsejaba que hiciera lo malo”, haciendo cosas ofensivas ante Dios y aconsejado por los miembros de su familia, “para su perdición”. En 2 Crónicas 24:7 dice que “la malvada de Atalía y sus hijos habían destrozado el templo de Dios, y hasta habían ofrecido a los baales los objetos sagrados del templo del Señor.”
Josaba significa plenitud, abundancia, mujer completa. Era hija del rey Joram de Israel). Tenía derecho al trono. Perdió en el mismo día a su padre y a su hermano.
En 2 Reyes 11:1 “Atalía, madre de Ocozías (rey de Judá), vio que su hijo había muerto, tomó medidas para eliminar a toda la familia real.” Pero la hermana de Ocozías, Josaba, casada con el sacerdote Joyadá (Joiada en la versión Reina Valera), “secuestró” a Joás, el hijo de Ocozías, (su sobrino), cuando estaban a punto de matarlo, y lo escondió durante seis años con su nodriza en el templo del Señor (que Atalía había destrozado), mientras Atalía reinaba en el país. En el séptimo año, el sacerdote Joyadá y los capitanes y los guardias hicieron un pacto de prepararse para presentar al joven Joás como rey. Atalía escuchó el griterío de la guarda y de la tropa, y fue al templo, y vio a su nieto coronado rey. Ella se rasgó las vestiduras gritando, ¡Traición!»
El sacerdote Joyadá ordenó que la sacaran del templo, y la mataron en el palacio. Joás tenía siete años cuando ascendió al trono, y gobernó cuarenta años, y fue un rey que agradó al corazón de Dios, siguiendo las instrucciones del sacerdote Joyadá. Una de las primeras tareas de su nieto fue restaurar el templo, lugar que fuera su hogar por seis años, en destrucción y ultraje.
Josaba fue una mujer valiente y paciente. Fue en contra de su propia madrastra para rescatar al niño, y curiosamente lo escondió en el lugar en donde la reina menos encontraría a su nieto: por seis años un pequeño grupo de personas esperó en secreto los tiempos adecuados hasta que el niño fuera suficientemente grande (7 años de edad, y reinó comenzando con buenos consejeros…)
Resultado: 2 Reyes 11:20 “Y todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, porque Atalía había sido muerta a espada en la casa del rey.»
Para vivir tenemos que ser valientes. Como Josaba fue valiente, osada y perseveró años esperando el momento y tiempo de Dios, así nosotros podemos aprender de ellas su ejemplo de valentía.
Hoy, por ejemplo, podemos aprender valentía en varios aspectos de nuestras vidas.
La valentía de ser uno mismo
De asumir responsabilidad de quiénes somos y lo que decidimos hacer y vivir cada día. Es tener la valentía de aceptar lo que no podemos cambiar, pero tener la valentía de cambiar y mejorar lo que podemos. Es no ser presionados por los demás a ser lo que no somos. Es no ser lo que los demás quisieran que seamos, sino ser lo que Dios nos creó para ser. Quien es uno mismo no hace las cosas igual a los demás, es creativo.
La valentía de llevar nuestra fe a cada aspecto de nuestra vida: trabajo, familia, estudios, vida espiritual, familiar, social
Esto habla de vivir la fe cada día, ocuparnos en alimentar nuestra fe y crecer en el conocimiento de Dios. Si no crecemos, difícilmente logremos afectar todo aspecto de nuestras vidas. A pesar del gran dolor de Josaba, siguió adelante.
La valentía de aceptar el paso de los años, saber envejecer con dignidad
Vivir cada etapa como corresponde, sin adelantar ni atropellar los tiempos. Es aceptar los años que vivimos con dignidad y saber, en cada etapa de la vida, aprovechar al máximo la vida. Ej. Del viejo Simeón, en Lucas 2:26, hombre justo y piadoso, y que el Espíritu Santo estaba sobre él, esperando al Mesías. Cuando lo conoció, tomó al niño en sus brazos, y lo bendijo. La edad madura es la edad para bendecir y dejar un legado. Así también la profetisa Ana, de edad muy avanzada, que en v. 37 nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones. ¡Así vale la pena envejecer! Que vivamos hoy con esta misma actitud.
La valentía de poner límites a las cosas que nos rodean
En estos tiempos hay que ser valientes. Los niños, ados y jóvenes cristianos tienen que tener valentía en sus colegios. El trabajador tiene que ser valiente en su trabajo. El cónyuge tiene que ser valiente en su hogar, poner límites, cuidar su familia y protegerla. La valentía de decir que no a muchas cosas que nos rodea, que no son del agrado de Dios. La valentía de ser como Daniel, un joven con claros límites respecto al mundo que lo rodeaba. El límite de criar hijos, el límite de formarlos con firmeza en los caminos de Dios. Josaba guardó y cuidó al niño de manera secreta durante 6 años, una hazaña nada fácil.
La valentía de cortar con la herencia vana de nuestros padres.
Hemos heredado muchas cosas buenas de nuestros padres, pero también malas. Tenemos que tener la valentía de realizar los cambios y los ajustes para no repetir errores. De no excusarnos por nuestra crianza o por nuestra familia de origen, sino en ser valientes de revertir historias de dolor, tristeza y abuso para transformarlas en historias presentes de familias íntegras. Si tu padre no se interesó por ti, igual tienes que interesarte por tus hijos. Si tu madre te humilló y te criticó, no repitas la historia. Si tus padres fueron ausentes, no seas un padre ausente. Aprende de los errores, y sé valiente. Josaba fue en contra de su madrastra Atalía, quien era una mujer perversa y sanguinaria, y protegió al futuro rey de Judá. No se dejó corromper por su historia familiar.