Cada año nos proponemos cambiar. ¡Este año va a ser diferente! Pero hoy estás construyendo tu pasado. Hoy estás fabricando los recuerdos del mañana. Hoy es lo único que tienes en tus manos. Hay resoluciones básicas como cuidar la salud, bajar de peso, administrar el dinero, pero hoy quiero proponer resoluciones que marcarán una diferencia verdadera en tu vida.
Y hoy la psicología está hablando de los pequeños pasos, las pequeñas decisiones que transformarán tu vida.
1. ME COMPROMETO A DEJAR ATRÁS Y OLVIDAR MIS FRACASOS.
Fil. 3:13-14. (RVR1960) “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Dios no quiere que vivas tu vida como prisionero del pasado. Todos hemos fallado de una manera u otra. Quizás ni otros se dieron cuenta de tus fracasos, pero tú los tienes grabados en tu corazón. Y esto trae memorias dolorosas. Padres que fallaron a sus hijos. Hijos que falllaron a sus padres. Empleados que fallaron a sus jefes. Amigos que fallaron a sus amigos. Decisiones equivocadas.
Jesús murió en la cruz para perdonarnos, que este perdón se haga una realidad en nuestras vidas. Dios no quiere que continúes tu vida con las marcas de tus fracasos al rojo vivo. Deja el pasado atrás para vivir con mayor plenitud tu presente.
2. ME COMPROMETO A RENUNCIAR A MIS RESENTIMIENTOS.
Re-sentimiento quiere decir “volver a sentir”.
Col. 3:13 (RVR 1960) “… soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”
Dios quiere desafiarte a renunciar a tus rencores y resentimientos. ¿Qué es un rencor? Un enojo duradero que tenemos en contra de otro. Es un espíritu de falta de perdón. El resentimiento es peligroso porque es destructivo. El resentimiento rompe los matrimonios. El resentimiento destruye a las familias. El resentimiento quebranta la amistad. Hiere a las congregaciones. Dios te dice que sueltes tu resentimiento. No solo destruye a otros, te auto-destruye. Por eso necesitas perdonar a tu cónyuge, a tus hijos, a tu jefe, a quienes te dañaron.
3. ME COMPROMETO A SER UN RESTAURADOR DE RELACIONES.
Ro. 12:18 (NVI) “Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.”
Dios nos pide a cada uno de nosotros de hacer lo mejor en nuestras relaciones. Quizás has descuidado a tu familia. Quizás has perdido interés en tu matrimonio. Quizás has puesto poco entusiasmo en conectarte con otros. Haz de tu parte para mejorar la relación con los demás.
Sugerencias:
- Interésate más en ellos.
- Toma tiempo para conversar. Apaga el celular y el televisor durante las comidas.
- Tengan una misión familiar. Tengan tradiciones familiares.
- Separa el trabajo de la familia en cuanto sea posible.
- Aprovecha tu tiempo. Haz listas.
- Conversen temas espirituales juntos, oren juntos, lean un devocional corto de manera programada o conversen sobre un libro o tema.
- Expresa tu afecto por medio de palabras, notas, regalos.
- Sé generoso, amable, agradecido.
4. ME COMPROMETO A RENUNCIAR A MIS MALOS HÁBITOS, PECADOS, CONDUCTAS DAÑINAS.
Cuando liberaron a los esclavos en los EEUU, muchos se quedaron con sus amos y siguieron viviendo como antes. Eran libres, pero no eligieron vivir en libertad.
Algunos ejemplos: Excesivo tiempo frente al televisor, al Internet, en el celular, malos hábitos de alimentación, falta de orden en las finanzas familiares, hablar negativamente, criticar y ventilar ofensas, falta de vida y crecimiento espiritual, dejadez, indiferencia, evadir responsabilidades, echar la culpa a los demás, malos pensamientos, falta de esperanza.
Ro. 6:2 (NVI) “¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?”
Jesús vino a este mundo para librarnos, pero muchos seguimos atados a malos hábitos, hay áreas en nuestras vidas que no hemos rendido a Dios.
En este desafío Dios te está diciendo que el pecado no gobierne tu vida. No te dejes controlar por malos hábitos, malas costumbres. No tienes que vivir esclavo de tus pecados. Si pides perdón a Dios y te comprometes al cambio, sucederá.
Conclusión
¿Dejarás de echarte en cada tus fracasos?
¿Soltarás todo resentimiento que te ata y daña?
¿Trabajarás en mejorar tus relaciones con los demás?
¿Te pondrás en serio a realizar los cambios respecto a malos hábitos y costumbres dañinas?
Esto es para valientes:
Perdonarte a ti mismo y perdonar a los que te dañaron. Pedir perdón a quien hayas herido y construir una relación de paz con los tuyos.
Soltar las cadenas de pecado y opresión que te atan para vivir libre en Cristo.